Para dar testimonios de la política actual venezolana, es necesario conciliar que para haber llegado hasta este último tiempo con Hugo Chávez a la cabeza, el país ha debido atravesar un camino repleto de gobiernos altamente corruptos y necesariamente poco ligados al pueblo en general. Y es exactamente esto último que Chávez ha logrado realizar a cabalidad: el acercamiento al pueblo.
Con sus políticas marxistas y castristas, conmueve a la gente humilde del país, haciéndola valer como personas e igualando a todos por lo que son. Se ganó el respeto y la lealtad de muchas personas, pero ¿a qué costo?
Con su discurso de socialista dirigido a las clases más bajas, y un poco aprovechándose de lo que las personas necesitan, logra manipularlas de manera casi inmoral, logrando la aprobación de muchas de sus políticas. El costo de ello es hasta qué punto las personas van a seguir creyendo.
Además ha sabido controlar muy bien lo que se dice y lo que no, censurando todo tipo de opinión diferente a lo que él dice. Obviamente con el propósito de no dejar el poder.
El ideal del socialismo es la idea de uno como persona y no siempre la idea de toda una nación, por lo que obligar a otros mediante políticas falsas y discursos sin un respaldo sólido, realmente no tiene sentido. El odio y repudio que impulsa Chávez hacia las clases altas es injustificado. El patrimonio de cada persona es privado, por lo que nadie puede, en razón de derecho, violar, aunque todo sea por un bien común. El proceso NO justifica los medios. Por otra parte, la otra cara de la sociedad, ve en Chávez a un líder carismático, en el que se puede confiar y en el que nunca dañaría la imagen de un país. No tienen educación necesaria para creer lo contrario. Lamentablemente la corrupta y negra labor de los antiguos presidentes venezolanos, llevaron a que Chávez llegara a lo más alto, por lo que tampoco existe una razón previa para que la gente no confiara en él.
De alguna u otra forma Venezuela tendrá que darse cuenta de que Chávez no es más que un experto en hablar, mientras que por detrás, estará haciendo políticas que nunca ni siquiera mencionó en su discurso y que por ende, seguirá distribuyendo mientras su habla siga atrayendo seguidores. Futuro incierto para una sociedad que vuela como un murciélago, sin ver, sólo oyendo.
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